Tu mano, esa, la que me convoca
Como aljibe en tu vientre,
como lumbre de tus sombras
me designo.
Y digo que me tienes, pájaro gris,
porque cuando me habitas
migran las estrellas a mis grietas
y soy galaxia
a la espera de tus dioses.
Soy tu mano, esa
que escribe mi cuerpo de colmena
y me trae a tu puerto moribundo
con los ojos redimidos,
la que intuye el rocío que condensan
los glaciares de mis noches
y fragua los contornos abismales
de mi boca malherida
cada vez que el silencio muere
arrancado de mis labios,
ardiendo en el roce oculto de tu copla.
Y digo que me tienes, amor mío,
y que no te pido nada sino el aire.
Soy una,
quieta, en tu mirada de naufrago,
si en este ensamble de colapsos
es tu aliento forajido
el que funde mis partes rotas,
si deshilvanas tu suspiro desquiciado
en la estepa de mi piel
y tu mano de trazos sangrantes
me convoca.
El lado oscuro de la luna¿Cuál es el nombre que un astronauta puede dejar en el suelo lunar? .- Carina Brzozowski-. En el lado oscuro de la luna
los cucos han sazonado de óxidos
los valles poblados de silencio.
Una tensa espera fragmenta las galaxias.
Espera amarilla de fiebre,
verde de piel intoxicada,
cal en los labios del olvido
agrietando las falanges de una última esperanza.
Todo orbita sin quejidos.
Es eco de hambre
el tañido en el vientre de la luna y sus aldabas,
el vacío ahoga su respirar de hoguera,
su melena de obsidiana sujeta en el misterio del absurdo,
menguando las raíces de un adiós.
Todo orbita sin reclamos
y se desviste de promesas
acariciando la cara más ardiente
del sol.
Abril de 2009