lunes, 15 de diciembre de 2008

Consagración del bosque


Indóciles huellas transforman
la espesura del bosque añejo,
arremolinan el silencio húmedo
de seres adormecidos por milenios.
Alguien ha dejado un claro abierto
para los huérfanos señalados por los círculos de sal
y miles de esporas flotando en el aire quieto,
cada una de ellas una candela
para guiar al ausente por llegar,
esquirla luminosa de los leños de otras naves,
predecesoras de este viaje, paréntesis
en el infinito de una búsqueda
que jamás ha de acabar.
Tierra y agua,
aire y fuego,
consagran la senda de un cometa
por tus cielos y tus copas,
desatan el vórtice furioso de un universo nuevo,
de palabras recogidas de todas las crecientes,
el rocío a lomo de caracol y los charcos de lloviznas.
Refulge, lucero altivo,
regálamos el cielo, que hemos de versear.

3 comentarios:

Carina dijo...

Quiero una candela para mí, que soy huérfana de ellos, de Nora y juan, pero no de sus recuerdos, que son mi memoria, que soy Nora, que soy Juan. Ya veo las esporas, voy en camino...

Besooosss
Cari

Adel dijo...

Me encanto, pero mas me impresiono la combinacion del poema con la imajen. Me gustaria saber en que te inspiraste y xque lo relacionaste con la foto.

Adel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.