sábado, 1 de agosto de 2009

La creciente


No arrancarán nada de mí.
Tengo tres palabras vivas en un lunar de agua mansa
y un rosario de verbos desandados
delineando el contorno de este cuerpo
al que he llamado fe.
No hallarán mis esperanzas
la oscuridad de los cadalsos.
Cuando mi corazón cavile,
cuando las tempestades avancen
y el caos amenace con sentenciar
silencios sobre mi garganta,
allí estaré,
envolviendo la creciente con las letras de tu nombre,
intacto el himen de mis sueños
hasta consumar su amor con el mañana
en la piel de una promesa,
hambrienta de ver la luz de las verdades
en los ojos de un niño.

3 comentarios:

Gabriela dijo...

Hermosura de poema, con una calidad excelente,
Un verdadero placer volver a tu
poesía, Daniela

Te dejo mi abrazo, poeta

Gabriela

Aril dijo...

Gracias, Gabriela!! Poeta de las flores, infinitamente feliz quedo con tu visita
Besotes***

Anónimo dijo...

que precioo poema ,no puedo marcharme de aquiii ,me enganchaste