lunes, 2 de febrero de 2009

6 mil millones


Dejame llorar, lo necesito,
abrazame nada más.
Que si me acongojan los ojitos huecos
de una sombra solitaria en las puertas del local
viendo pasar la sordidez de su exclusión
en bandejas de comida rápida…
no me regañes, dejame llorar…
Si lloro sobre el agua derramada,
no te rías de mí,
o por el precio que hay que pagar
por cuatro ruedas elegantes
en cómodas cuotas de calentamiento global.
O si me conmueven los sueños arrasados
por los burkas, los muros,
los códigos de muerte,
la pobreza, la maldad.
Si tengo la garganta raspada
de tanto tragar la sed de los náufragos,
el sudor de un misil sobre la espalda.
Tal vez no sepas que mi llanto
es el mar que se devora mis razones de existir,
que caber en este rompecabezas absurdo
me derrumba, me hace daño.
No me retes,
es que no… no es que no agradezca lo que tengo,
ni aprecie las oportunidades que la vida a diario nos da,
no tiene nada que ver
con cuanto valoro tu trabajo, tu esfuerzo.
No te ofendas si te digo
que no se trata del derecho que tenemos
sobre lo que podemos pagar.

Es que no hay derecho… ¿lo entendés?
Y si no podés entenderme entonces
sólo dejame llorar,
en este mundo hay 6 mil millones de otros…
¿Sabés lo que significa?